lunes, 20 de julio de 2015

CORZO

Ejemplar macho

El corzo es un animal tremendamente adaptativo, pudiendo vivir tanto en bosques cerrados, como en amplias praderas. Es una especie solitaria, a diferencia de la mayoría de cérvidos europeos, que son gregarios, con gran capacidad de adaptación, facilitada por la falta actual de predadores naturales, excepto el hombre. 




Habita gran variedad de latitudes y altitudes, tipos de hábitats por los que se distribuye y especies vegetales que consume. No rechaza habitar cerca de poblaciones donde se le puede ver en cementerios, parques suburbanos, carreteras y vertederos, acudiendo a comer y beber a establos, cultivos, abrevaderos, acequias, casas deshabitadas y otras construcciones humanas. Es por eso la especie más conocida de su área

Distribución



Actualmente en España la distribución del corzo sigue en expansión, apareciendo nuevas poblaciones donde hace pocos años no las había. El hecho está relacionado con el abandono de las actividades rurales, la despoblación de estas mismas zonas y la recuperación de la masa vegetal debida a la desaparición del uso de las mismas para producir carbón vegetal. Sus hábitos son crepusculares, es decir, es activo preferentemente al anochecer y al amanecer, cuando las temperaturas son más suaves, viéndosele rara vez durante el día, que suele pasar escondido entre la espesa vegetación o en lugares deshabitados.




Al final del otoño y durante el invierno los corzos son especialmente tolerantes unos con otros, siendo posible ver pequeños grupos en algunas de las áreas, donde el alimento es más abundante. Ello es debido a una estrategia de supervivencia invernal, porque así limitan el riesgo de verse sorprendidos por depredadores. También se pueden juntar a rebaños de ganado doméstico, como ovejas. Sin embargo a finales de febrero o marzo se van dispersando.
Las hembras viven con una o dos crías que hayan tenido ese año. Es normal que éstas pasen escondidas la mayor parte del tiempo y la hembra sólo se acerque para amamantarlas, aunque siempre se mantenga vigilante en las inmediaciones. Algunas personas, al descubrir una cría en la espesura, la creen abandonada y se la llevan. Éste es probablemente el mayor peligro que acecha al corzo, pues rara vez se adapta a la domesticación y muere a los pocos días.



Su dieta alimentaria consiste en el consumo de hojas de arbustos y árboles bajos, así como bayas y brotes tiernos. Es un animal más ramoneador que de pastos, aun cuando se adapta fácilmente a esta dieta donde falta la masa arbustiva. En estado adulto el corzo tiene una altura en la cruz de unos 75 centimetros como máximo y un peso de entre 20 y 30 kilos. Los machos presentan cuernas pequeñas, de tres puntas, que mudan cada año a principios del invierno y se han terminado de desarrollar ya cuando comienza la primavera. Las poblaciones desplazadas desde centro y norte de Europa para repoblación cinegética son de mayor tamaño que las razas del sur de Europa. El pelaje es pardo-rojizo en ambos sexos durante el verano, volviéndose grisáceo en invierno, al tiempo que aparece una mancha blanca sobre la grupa. El vientre es de color más claro que la espalda. Los animales de origen meridional son más oscuros, teniendo un tono castaño achocolatado. Las crías, por el contrario, presentan un manto rojizo salpicado de numerosas motas blancas para aumentar su camuflaje con el entorno. Son característicos los gritos que emiten ambos sexos, similares a ladridos.



http://www.ideal.es/jaen/20110121/local/andujar/junta-traslada-cinco-corzos-201101211407.html









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