domingo, 6 de septiembre de 2015

CUCO



Los peculiares hábitos reproductores del cuco, basados en el parasitismo, constituyen, sin duda, la principal seña de identidad de este pájaro migrador e insectívoro, cuya dieta se basa en el consumo de larvas de diferentes lepidópteros. Más de un centenar de especies de pequeñas y medianas aves insectívoras pueden llegar a ser víctimas del sorprendente comportamiento parásito de este popular cucúlido.


Ningún canto de ave es tan conocido ni tan impacientemente esperado como el del Cuco Común. También es verdad que pocos son tan fáciles de recordar como el sonoro «cu-cu» que anuncia la llegada de la primavera. 



El Cuco Común está distribuido prácticamente por todo el país. Los adultos parten hacia África, donde pasarán el invierno, una vez realizada la puesta en julio: cada huevo es abandonado entonces a su suerte en el nido de un anfitrión involuntario. Los jóvenes marchan más tarde, en agosto-septiembre, sin ser guiados por sus padres, a los que no conocieron nunca. Por otra parte, el cuco emigra de noche y aisladamente. Existe, pues, de forma cierta en este caso, un sentido innato de navegación, que permite a los jóvenes encontrar el rumbo de sus cuarteles de invierno. Se desplazan hacia el sudoeste, en un largo viaje en solitario que les lleva, tras cruzar el Sahara, hasta los bosques ecuatoriales, donde hallan por fin el refugio invernal de su especie.



 



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