Son extraordinariamente inquietos, chillones y presumiblemente los gritos continuos mantienen la cohesión entre los componentes del grupo. Al atardecer se van juntando todos y en los dormideros pueden llegar al centenar de individuos y en ocasiones bastante más.
Rabilargo Ibérico ocupa, en general, niveles variados siempre por debajo de 1.600 metros de altitud a condición de que existan bosquetes y arboledas. Prefieren encinares y bosques de pinos, pero no rehuyen incluso plantaciones de frutales y sobre todo fluviales. Frecuenta claros de bosques, caminos, bordes de carreteras y terreno despejado con arbustos dispersos, pero siempre sin alejarse de los árboles en los que se refugia inmediatamente que advierte algún peligro, haciéndolo con gran algarabía.
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