Falconiforme (con forma de halcón), el cernícalo es más bien pequeño en comparación con otras rapaces,
aunque, eso sí, de mayor envergadura que buena parte de las aves. El
color de las alas es bermejo con manchas negras y la cola, muy
distintiva, de tono gris en la parte de arriba y borde negro y
redondeado.
Las diferencias según el sexo
empiezan por los propios colores: el macho presenta un plumaje azul
grisáceo en la cabeza. En cuanto al tamaño, como en el caso habitual de
las rapaces, él es más pequeño, con un peso de 155 gramos por 190 de las
hembras. Los cernícalos miden de 34 a 38 centímetros entre la cabeza y
la cola y desde 70 a 80 de envergadura alar.
HEMBRA |
Como ave de presa diurna y abundante que es, el
cernícalo es fácil de localizar en nuestros cielos. Si puede elegir,
suele ocupar un hábitat de matorrales y campo abierto, haciendo su nido
en las grietas de las rocas, huecos que ofrecen los edificios o agujeros
en la madera de los árboles.
Cuando aparece un pequeño mamífero –de la talla de un ratón o poco más-,
un pájaro de un tamaño asequible, un reptil, insecto de volumen
respetable, gusano, rana... Cuando se deja ver una presa, esa figura
inmóvil se lanza en picado a una velocidad que no cabía
esperar... y lo más probables es que el alimento del cernícalo no
llegue a saber nunca qué lo ha golpeado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario